Friday, May 28, 2010

Desde el olvido

Cuándo comenzó esto? Te conocí y sin darme cuenta, estaba enamorado de ti. Cuando ya había decidido no volver a abrir mi corazón al amor, cuando había decidido enganchar los guantes, sin darme cuenta estabas tú, haciendo que yo rompiera mi promesa. De pronto estabas tú, haciéndome vulnerable, con mi corazón en tus manos. Llegaste de la nada para demostrarme que sí se podía vivir, se podía amar, se podía sentir, se podía creer. Me devolviste las esperanzas y me diste confianza en mí.

Te volviste indispensable para mi. Así como necesitaba agua, comida, aire, dormir; así te necesitaba a ti. Y ahí siempre estuviste. Para reir, para llorar, o simplemente para estar ahí, ahí estabas tú.

EL tiempo que compartí contigo sólo lo puedo resumir en una palabra: mágico. Cómo olvidar el beso que nos dimos frente al lago cuando bajamos de Mt. Rainier? Las maldades en Mt. St Helens? Tan bellos paisajes, tan bonito el momento… Tan grata primera experiencia! Fue lo primero que vi del mundo, lo primero que viví del amor, y fue contigo.

Los caballitos frente al Space Needle, las aventuras interestatales, las madrugadas interminables de sexo, las vueltas bobas…quizá para ti no fueron las primeras, quizá para ti fueron simplemente otras aventuras mas, pero de mi boca no pueden salir palabras que describan lo maravilloso que fue y lo mucho que todas estas experiencias significan para mi.

Aún no logro descifrar en qué momento se perdió la magia. Cuando me dijiste “Ya no más.” Hice todo lo posible por retenerte. Pensaba que aún tenía oportunidad contigo. Te amé, te di mi tiempo, te di mi apoyo incondicional, te di todo mi amor, mi fidelidad, mi confianza…mi corazón. En qué fallé? Sé que en nada. Creo que mi único error fue dedicarme en cuerpo y alma a ti; olvidarme de mi, descuidar mi vida para dedicarme a ti.

Pero a estas alturas, me conformo con saber que tú dejaste de compartir esa magia conmigo. Me conformo con saber que tu interés está enfocado en otra persona que no soy yo. Que tu interés de compartir esa magia conmigo se esfumó para compartirlo con él. Que mientras compartía contigo había “algo” de mi que no lograba satisfacerte, que hacía que buscaras algo serio por otro lado, mientras yo te decía a gritos, “esa persona que buscas, soy yo, yo soy quien te ama.”.

Pero tú, por tu parte, me decías a gritos sin hablar “No te amo.”

Así que, te escribo esta carta desde el olvido, deseando que seas inmensamente feliz con quien decidas compartir tu vida.. Ya sé que la lucha que tenía para ganar tu amor la he perdido, el motivo tiene nombre y apellido. Tú has decidido estar donde estás…y si quisieras estar a mi lado, lo estuvieras, pero decidiste estar con el que me robó tu corazón. Así que, no me queda más que rendirme, dejarte ir, y desear que tu nuevo amor llene de luz tus ojitos y que inunde tu vida de felicidad.

Monday, April 26, 2010

Se fueron todos

Uno, maduró antes de tiempo y se fue. Se hizo hombre prematuro. La otra, también se fue, pero ya grande, buscando un mejor futuro, un porvenir, nuevas oportunidades, aventuras nuevas, crecimiento...

La madre, se nos fue, para nunca volver. Algo inesperado que se esperaba ya, hace par de años, peronadie quería aceptar.

El padre, se nos fue tambien, con la madre, Jamás volveremos a verlo. Jamás volveré a pedirles la bendición. El uno, y la otra, sus vidas siguieron cada uno. Siguiendo siendo hombre, aprovechando las oportunidades y las aventuras...

y Yo, me he quedado aquí. Sin madurar. Sin ser hombre. Entre el presente y el pasado, sin nuevas oportunidades, sin aventuras, sin crecimiento. Dando vueltas en el mismo cuento de hadas que es el amor.

Ya no queda nadie aquí. Me quedé solo. Pero claro, eso ya me lo imaginaba.

...y aquí estoy

Siempre digo que me voy. Siempre digo que estoy cansado. Pero aquí estoy. Dando mi mejor cara, fingiendo que estoy bien, saludando a todos, jugando al diplomático, siguiendo el consejo de mi padre "Luis, date a querer en el trabajo..". Mi sonrisa nunca falta.

Me doy a querer, pero no me satisface lo que hago. Estoy estancado. No hay crecimiento.

Pero bueno, al menos pago los billes...

Yo conmigo

De nuevo, entre las paredes, a la burbuja de cristal, donde nadie pueda llegar a mi. De nuevo, a la coraza. No quiero volver a ser vulnerable. Pero el silencio, es tanto...

Sé cómo es estar aquí. Y creo que es lo mejor. Ya volveré a acostumbrarme.

Tuesday, February 16, 2010

Sobre mi muerte: Volver a morir


Había dejado muchas cosas atrás. Inmadurez. Amarguras. Malos hábitos. Incluso buenos amigos. Malos recuerdos. Malos recuerdos que sin querer se llevaron unos cuantos buenos. Mucho fue por elección. Mucho fue el tiempo que se los llevó, como seres queridos, cicatrices que quizá sanaron. Gente dañina, que nada aporta, gente que se acercó con la sencilla intención de hacer daño. Gente que quizá sin quererlo o queriendo hizo daños irreparables, calando muy hondo dentro de mi, lacerando mi capacidad para confiar, para entregarme, para amar, para ser libre. Había dejado atrás mi inocencia. Mi ingenuidad. Me las robaron. Me las arrebataron junto con mis ilusiones de ser feliz, de confiar, de ser algo para alguien. Me robaron mi autoestima. Me robaron los deseos de creer.

Con qué me he quedado? Hace mucho tiempo sentí que dejó de escucharse la música. Cargo con varios bultos que ya se sienten muy pesados. Tanta decepción, tantos intentos de darme la oportunidad...de salir de la coraza auto impuesta, de redimirme, de darme la oportunidad, todo terminó en el mismo sitio donde comencé. Mirando mi cuerpo inerte en el suelo, reflejado en un espejo como una imagen gris de sí mismo. Ya había estado aquí.

Reconozco el lugar.

Es el mismo lugar en el que ya había muerto en alguna ocasión.

Sólo que esta vez, no había nadie alrededor que me viera morir. No habían espectadores. Ya todos se habían ido a vivir sus vidas, mientras yo en soledad volvía a morir la mía.

El camino ha sido largo. AL mirar hacia atrás veo todo lo que había acontecido, Todo lo que me había formado en lo que soy hoy, Lo que había hecho que muriera aquí otra vez. Cansado, con mis mochilas pesadas, repletas de cargas, alegrías, tristezas, inseguridades, nostalgia y sobre todo, experiencias pero sin muchas esperanzas y con muchas interrogantes, dejo, tal y como lo hice la primera vez, mi cuerpo tirado en el suelo con solamente el recuerdo de la música, y dejando el pasado atrás, miro hacia el frente sin lograr ver hacia dónde era posible llegar.

Convencido de que no volveré a morir en el mismo sitio, sigo caminando, con la tenue esperanza de no seguir dando vueltas en el mismo camino pedregoso y desértico y morir donde siempre muero; de simplemente llegar a donde haya vida, esperanza y quizá, un nuevo comienzo.

Wednesday, December 16, 2009

La Creída, el Bocón y la Tonta

Ir a Marshalls puede ser una experiencia buena, o una extremadamente mala. Para la experiencia buena tenemos los buenos precios que se consiguen en ropa interior, zapatos, la infinidad de artículos para el hogar, y  los perfumes. Por otro lado, dependiendo del Marshalls y de la tienda (y de la gente), la experiencia puede ser todo lo contrario. El área de los zapatos puede ser un reguero infernal. Las góndolas que hay en la fila tienen un revolú de accesorios para Ipod/Iphones que nadie parece comprar por que siempre están allí. Los calzoncillos, jockstraps y demás ropa interior masculina brillan por su ausencia cuando abres las cajas... Se siente uno como en un pulguero o un garage sale, rebuscando entre los casquibaches algo que esté en buenas condiciones, sea de nuestro size, y que la caja o empaque no estén rotos.
Pero en una visita a Marshalls, nada se compara con la gente. La gente es la que hace a Marshalls, Marshalls. Desde mujeres en dubi chancleteando por las góndolas de ropa interior con la barriga por fuera mostrando la pantalla en el ombligo y el tatuaje de la mariposa violeta y rosa en el coxis, hasta doñas rubias estiradas que aguantan la ola de su pollina con spray de beauty, caminando con el carrito lleno de envases gigantes y espigas de decoración y jaboneras hechas de nácar. EN fin, que cada cual es un personaje digno de observación.
La Creída
Estaba yo en el Marshalls de Plaza Río Hondo. Ya eran las 8:45 PM. El personal ya había anunciado por los speakers que las puertas se estarían cerrando el los próximos minutos, que por favor, hiciéramos nuestras selecciones finales para dirigirnos a las filas y pagar. Una de las empleadas bajaba la puerta que daba hacia dentro del mall, cuando un don cincuentón se le acercó y le dijo algo que al momento no presté atención.
"Ya estamos cerrando. Tengo que cerrar esta puerta.", le dice ella.
"Pero es que todavía no son las 9.", Le contesta el señor, con un tono calmado, aunque preocupado.
"Lo siento señor. Tenemos que cerrar." Insiste la empleada.
"Pero...por dónde puedo salir entonces?"
"La puerta del estacionamiento permanecerá abierta para que los clientes puedan salir." Le dice la muchacha que, al ver que el desespero del señor, aún no había bajado la puerta completamente.
"Mira, es que mi esposa está comprando algo, ella está en la fila y ya está por terminar, por favor, ya ella debe venir por ahí..." La muchacha no respondió nada, evidentemente sintiendo empatía con el señor, aún no había bajado la puerta. Tenía cara de que no sabía qué hacer. Algo le decía que esperara a la esposa del señor, pero por otro lado algo le decía que debía cumplir con su trabajo y cerrar la puerta. El señor, desesperado ya, llama a su esposa que estaba en la fila y le grita desde la puerta "Mira! Que están cerrando ya! Nos tenemos que ir! Nos cierran aquí y tenemos que dar la vuelta por el parking...!" Su señora ya estaba pagando. Su semblante no reflejaba la desesperación de su marido. Ni siquiera lo miró y le dijo con un tono frívolo y contundente:
"Que esperen."

Toda empatía que pudo haber comenzado a sentir la empleada por el caballero se desmoronó con la respuesta de su señora esposa, pues ahora sí, sin pensarlo dos veces, dejó cerrar la puerta de Marshalls que salía al mall.

El bocón

Era uno de esos días en que entré a Marshalls 20 minutos antes de la hora de cierre. Esta vez, el Marshalls era el de Caparra. Tenía un hambre bestial y un cansancio de los mil demonios. Acababa de salir del trabajo y había esperado casi hora y media a un amigo con el que me encontraría en el mall. Con la esperanza de que luego comería algo, esperé pacientemente en lo que mi amigo diera su vuelta en la tienda y comprara lo que fuera a comprar. Tenía como 4 cosas y al hacer la fila, me pidió de favor que se las aguantara mientras se iba a ver otra cosa.
A la fila llega un muchacho hablando por celular. Lo escuchaba desde lo lejos. No presté atención a lo que decía cuando llegó, pero luego era inevitable. Con su tono de voz podían escucharlo hasta en los probadores.
"SI....ESTOY EN MARSHALL...CONSEGUI PAL DE POLOS PA PONELMELAS PAL PULGUERAZO... ACHO, QUE SI VOY! VOY DE CALLE....MERA....ESTAA ESTABA A TAL PRECIO....OTRA DE TAL COLOR A TAL OTOR PRECIO..."
Por alguna extraña razón que al día de hoy aún no entiendo, sentía al individuo hablándome en la nuca. Tuve que mirar hacia atrás para verle la cara. Era joven. Trigueño. Gordo. Ropa ancha. Cafre. Feo.
"MERA....TE DEJO... TA BIEN....HABLAMOS DESPUES.... BYE..."
Y yo feliz de la vida que haya terminado. Aún tenía la manía de que lo sentía respirándome detrás de las orejas. Por qué se me pegaba tanto? Tuve que mirar de nuevo. Estaba cerca pero no tanto. Creo que lo sentía así de cerca por lo feo que era y lo alborotoso que era y el odio que le cogí en menos de 5 minutos. Ah, y por el mal humor que me da cuando tengo hambre.
Pero para mi desgracia, no hizo más que enganchar, y comienza a marcar otro número en su celular. Pero la maldita fila como que no quería avanzar.
"HOLA MI AMOR....COMO ESTÁS...COMPRANDO PAL DE CAMISAS....PAL PULGUERAZO....A VEL SI CONSIGO ALGO PA TI.......    ................   ................... VAYA MAMI.... ESOS LABIOS TUYOS....TOY LOCO POR PROBARLOS....TU SABES QUE SI...."
Abrí los ojos por lo indiscreto de sus comentarios y lo miré, aparte de que, nuevamente, sentía que el desgraciado me hablaba en la nuca y me incomodaba sobremanera escuchar  cómo enamoraba por teléfono a una muchacha que seguramente era igual de alborotosa y cafre que él. No entiendo cómo alguien puede gritar a los 4 vientos que va a ir al pulguerazo y mucho menos decirle a la novia que va a comprarle algo de ahí, con el orgullo que él lo decía.
A todo esto, llego por fin a la cajera, dejando atrás al bocón ridículo hablando de labios y regalos baratos del pulguerazo. Lo peor de todo fue que me di cuenta que el cabrón salió primero que yo de la tienda.


La tonta
Esta última anécdota fue en Marshalls de Santurce. Por alguna razón tenía hambr eese día también. SI mal no recuerdo, también acababa de salir del trabajo. Estábamos mi amigo y yo en la fila de layway. Solamente habían como 4 personas. Frente a nostros, había un muchacho flaco y pequeño hablando con una muchacha. Me di cuenta de que ellos no estaban juntos y que habían montado conversación en la fila. El muchacho hablaba añadiendo un tono de drama a lo que decía. Me di cuenta tambien de que era medio afeminado.
"No, si es que yo te digo, yo te juro a ti, que si a mi yo salgo alérgico a los mariscos, me vuelvo loco!! Por mi madre que si eso me pasa, o sea, que me tomo una benadryl antes de comer! O sea hello, yo vivo frente al mar!! Tu me endientes? A mi me encantan los camarones, las langostas, el pescado, todo eso!"
Que sea medio afeminado, no es problema. Pero que sea una loca histérica, sí lo es. Esta loca no sabe ni lo que es King Crab, pensé.
"Mira, te cuento..Una vez, yo comí langosta, verdad, entonces la mano se me hinchó, se me puso violeta, y yo dije NOOO!!"
De pronto dejé de prestarle atención. Vinieron unos nenes locos sin supervisión corriendo despavoridos por el pasillo.
"A mi? Muchacha a mi me encanta cocinar. O sea de que me paso comprando calderos, ollas, todo eso. Y de colores diferentes. Es que cada uno lo uso para cosas distitnas. Te digo, me fascina la cocina. Es que yo quisiera que tu vieras mi cocina. O sea, de que la tengo decorada así, estilo country, con las ollas y los sartenes guindando de la pared y del techo, ay me encanta. Es más mira, aquí tengo en layway una olla de barro, por que a mi me encantan las sopas de cebolla,Y las sopas de cebolla se hacen en esas ollas. Porque esas ollas de barro son para hacer todas esas recetas francesas, y a mi me encantan esas recetas. Las he hecho en otras ollas pero no quedan igual, deben ser en estas de barro especííficamente. Tienen que ser ahi, y salen buenas...mira esta, la que me voy a ccomprar aquí, me salió en 70 pesos , y de aquí voy yo a hacerme una sopa de cebolla..."
Definitivamente la loca estaba en un trance. Me vi cayéndole encima para abofetearla y decirle "Loca! Cállate!! Jíbara!". Pero le tocó su turno en la fila. La doñita de Layway le preguntó algo sobre la olla, y por ahí empezó de nuevo.
"Mira, es que en esas ollas de barro yo hago unas recetas francesas y la tuve que poner en layaway porque yo las había visto en otro lado pero no tenia los chavos pero entonces dije déjame pasar por aqui y que se yo, y las veo, digo, no son del mismo color, porque  como le estaba diciendo a ella, yo teng mi casa decorada estilo country, tengo las ollas guindando en la pared y quería una roja pero no la encontré pero entonces vine aquí y encontré estas que mas o menos se parecen y las puedo combinar. Pero déjame decirte que pasé un trabajo! estas ollas de barro casi no se consiguen..."

Mi amigo se acercó a mi y me dijo "Esas ollas no son de barro...son de cast iron..."

Miramos al muchacho agarrar la olla con dos manos, frente a el, como Macuca cargando la batería de carro, sin poder, caminando entre la gente con su fantástica y fabulosa olla de barro, la que de seguro guindará en la pared de su cocina country style para hacer recetas francesas y sopas de cebolla.

Sunday, December 13, 2009

Sin título

Nunca me acostumbré a estar sin ti. Tu inesperada partida me dejó vulnerable, sin idea. Y lo peor de todo es que no tuve la oportunidad de decirte cuánto te amaba, de decirte lo feliz que fui contigo todos estos años, de pedirte perdón por los malos ratos que pasaste por mi culpa, de agradecerte que permanecieras a mi lado en todo momento.

Las paredes eran testigos de todo lo que te extrañé. Gritaba tu nombre, te decía cuánto te amaba, te pedía perdón...sentía que aún te paseabas por la casa, pues aunque ya no estabas, para mi te encontrabas a la vuelta de cada pared, viéndolo todo, escuchándolo todo, escuchándome a mi. Muchas veces lancé la pregunta al aire: Por qué te fuiste? Dios mío, por qué te la llevaste? Muchas veces soñé contigo, soñé que estabas en mis brazos, que no existía lugar, solamente eternidad. Te soñé con vestidos blancos hermosos, y con esa única sonrisa de la que me enamoré hace tantos años.

Te quería de vuelta conmigo. Ya nada importaba. Mi tema preferido era aquella tarde en la que nos conocimos. Ahí comenzaba mi historia. Desde la revista que te compré en la plaza, la perdida que me di para llegar a tu casa, el día de nuestra boda, el hogar que construimos, los hijos que tuvimos, la felicidad que vivimos...hasta aquel nefasto día en que se cegó tu vida para jamás volver a escuchar tu voz. Siempre pense que sería yo el que primero partiría de aquí. Era egoísta pensando que al morir yo primero me evitaría el dolor y la pena de pasar por el sufrimiento de perderte a ti. Pero la vida tenía otros planes. Al contar tu historia - nuestra historia - sentía que terminaba ahí. Sentía que ya no había mas nada que contar.

Y ahí estaba yo. Cada día empeoré más. Cada día valía menos, y solamente podía pensar en ti. Escuchaba tu nombre dentro de mi cabeza como un eco sin final. Me inundaba de recuerdos bonitos...los no tan bonitos los había olvidado, los había querido olvidar, solamente quería recordarte feliz. Todo fue lindo, desde el principio, y fuimos muy felices. La frase "..y vivieron felices para siempre.", con la que suelen terminar los cuentos de hadas, era apenas el principio del amor eterno que nos juramos delante de Dios aquella tarde en el balcón de tu casa.

Sin poder levantarme, y sin importarme que estoy rodeado de paredes, miro a lo lejos y en el vacío solamente te veo a ti. Te veo vestida con trajes blancos, rodeada de luz, sonriendo como el primer día que te conocí, tan hermosa como siempre lo fuiste. Todos estos años, en mi mente esperaba encontrarte al entrar a la cocina o al ir a la sala, pero ahora me doy cuenta que para estar contigo, tengo que irme de aquí. Me doy cuenta de que la historia que yo tanto contaba sobre nostros no terminaba el día en que te fuiste, sino el día en que ya nos hayamos ido los dos, como aquél corto poema que decía:

Qué hermoso este amor [...]  que sólo muriendo

morirá con nosotros... algún día.

Ya es tiempo. Las paredes se derrumbaron como si fueran de arena. EL ruido del mundo se apagó, pero tú seguías ahí. Sentí que una sonrisa se dibujó en mi boca mientras todo se ponía oscuro, y me dejé llevar, para estar contigo en un lugar donde el 'donde' y el 'cuando' no existen. Solamente tu, yo, y la eternidad.